Descansando ya dos días

Parece que estoy bastante bien. Sigo siendo capaz de hacer algo de matemáticas, que francamente es una de las cosas que más me ilusionan. No estoy cansado y noto cómo la cabeza se me va llenando de cosas. Es una sensación curiosa el recuperar los pensamientos, los recuerdos, las imágenes. Ahora puedo recordar las caras de la gente con toda facilidad. Se me vienen a la cabeza muchos recuerdos visuales, algunos antiguos. No estoy muy acostumbrado y lo encuentro muy interesante.

El frío sigue, sin embargo, dándome la lata de cuando en cuando. Es bastante intermitente, de forma que puedo tener una tarde heladora y una mañana estupenda, sin que encuentre razón para explicarlo, ni climatológica ni de otro tipo. No es de los peores fríos que he tenido, pero francamente prefiero cuando me siento calentito.

Con el chorro de pensamientos y recuerdos, aparece con fuerza la sensación del ego, que tenía muy perdida. A ratos me siento yo, como antaño. Es algo difícil de explicar y que interpreto como un buen signo de recuperación de la mente. Básicamente, lo que ocurre es que entre las diversas funciones cerebrales que el mercurio daña, a algunos nos estropea aquella que produce la sensación de "yo". Para el que nunca ha perdido esta sensación, es inimaginable lo que sucede, así que no me empeñaré en explicarlo. Para algunos colegas tóxicos que conozco, la pérdida es terrorífica. Para mí, por suerte, resultó algo fascinante y si lo pierdo definitivamente, creo que lo echaré de menos.