Tengo mucho que agradecer al protocolo de Cutler: me ha permitido pasar de tener una vida miserable a estar razonablemente bien. Sin embargo, resulta un poco decepcionante no ver llegar el momento de cerrar el quiosco y olvidarse de que alguna vez uno tuvo un problema con el mercurio.
Este verano me ha demostrado que, si quiero estar bien, no puedo hacer cualquier cosa.
En la alegría de creerme libre de la candida, fui descuidando la dieta y tomando cada vez más alegres helados veraniegos y haciendo otros dulces excesos. Hacer algo así al mismo tiempo que quelas es un error. La quelación potencia mucho el desarrollo de la candida y, aunque yo ya me creía libre del problema, no era así.
Comencé a sentirme cansado y a tener un dolor muscular de cuello muy característico y molesto.
Afortunadamente, la solución no era difícil. Bastó con corregir la dieta y dejar de quelar durante unas semanas para que los problemas desapareciesen. Ahora estoy de nuevo quelando y teniendo algún cuidado con lo que como y la cosa va bien hasta ahora.
Por cierto, no sé si habéis visto las noticias que han aparecido recientemente sobre los niveles de mercurio de la población española. ¡Resulta que tenemos un nivel 10 veces superior al de los alemanes o estadounidenses! Por cierto, encuentro inadmisible que en este tipo de noticias no suelen aparecer nunca las amalgamas de mercurio, que son para el que las porta la principal fuente de contaminación.
