2do día

Normalmente el segundo día de quelación es el que lo paso peor. Esta vez ha sido una excepción: lo he pasado mal, pero ayer estuve peor por haberme saltado la dosis nocturna. Como esta noche he puesto el móvil a todo trapo, no me he saltado ninguna dosis más. El vecino de abajo tampoco habrá omitido ninguna de sus dosis de recuerdos cariñosos a mis progenitores.

Como de costumbre el 2do día, esta mañana he estado cansado, bastante inutilizado para casi todo. Hacia el mediodía, con un empujón de cardo mariano, he empezado a remontar y he pasado la tarde bastante bien.

Para acabar el día, por la noche he ido a la sauna y al salir a la ducha me he mareado mucho. Casi me caigo. El ponerme bajo la ducha helada no parecía ayudar, así que me he tenido que tumbar en la camilla que tienen para las bajadas de tensión. Creo que he estado demasiado rato dentro sin salir a refrescarme.

Todo esto me ha producido una sensación de inmenso cansancio. Un ¡hasta cuándo me quedará de esta tortura! Un hartazgo de todo, de las decenas de pastillas diarias, los altibajos, las quelaciones, la sauna, la cándida... Menos mal que se pasa pronto. No hay que hacerle demasiado caso a los altibajos del ánimo, no son más que eso: emociones y altibajos de las mismas.

Eso sí, a ratos estoy hasta los mismísimos.