Sigo malito, moquetas y bombillas.

Pues ahí ando, con mi congestión. Cuando me miro al espejo veo que tengo un aspecto realmente lamentable. Casi no puedo abrir los ojos y los labios parece que se me van a romper. Me he puesto un poco de cacao, a ver si no chascan del todo. Estoy en casa tirado. Espero poder ir mañana a trabajar.

He recordado que hace tiempo, antes de preocuparme por el mercurio, se me calló y rompió un termómetro de idem en la moqueta de la habitación. En realidad creo que no lo había olvidado, sino que hacía como que no me daba cuenta. En un ataque de paranoia me he puesto en marcha y voy a cambiar las moquetas de las habitaciones, que falta hacía. Es un poco chifladura, porque la casa donde vivo es alquilada, pero no veo mejor opción. Recuerdo haber intentado recuperar las bolitas con muy poco éxito.

Este es un problema que Cutler se toma muy en serio.
Me voy a intentar hacer con unas moquetas verdes de lana que les sobran a unos instaladores porque se equivocaron de color en su momento.

Esto me trae a la cabeza otro problema que tengo aparcado: ¿qué hacemos con las lámparas de bajo consumo tan estupendas para el cambio climático y que he puesto por todas partes? Creo que al menos voy a quitar las de las mesillas, que parece que son las que tienen más riesgo de romperse. Cada una tiene una cantidad muy apreciable de mercurio (creo haber leído que varios mg). Quizá interese ver este artículo publicado en El Mundo.

¡La de tubos fluorescentes que yo jugué a romper en el descampado detrás de la tienda de mi padre!