¡Qué bien!

¡Dioses, qué bien me siento! ¡Qué gusto, poder sentir, poder oler, poder jugar con mis hijos!
¡Qué alegría poder hacer la cena! ¡Qué estupendo oír al canario!

Esto debe ser lo que la gente describe como "sentirse estupendamente" durante la ronda. Ahora no apetece nada pararla, pero sin embargo dentro de un rato se terminarán las 72 horas y supongo que lo prudente será ponerse en OFF.

Por muy buena pinta que tuviese el protocolo de Cutler, al principio es necesaria una buena dosis de fe. Pero ahora, después de haber experimentado el malestar de tomar ALA con un intervalo incorrecto y el bienestar de hacerlo apropiadamente, siento que he sustituido la fe por experiencia directa.

Al tomar cada tres horas los quelantes recuperé los momentos de cansancio extremo olvidados, tan desagradables e inconfundibles. Yo creo que desde que comencé con la dieta macrobiótica no me había vuelto a sentir así. Podía verme andando agotado en sitios y momentos concretos, con cierto tipo de agotamiento especial que no puedo describir. El agotamiento del que está envenenado, claro.

Mientras que, al tomarlos apropiadamente, supongo que durante un tiempo el cuerpo se libera parcialmente del daño oxidativo que causa el mercurio y se vuelve a apreciar la vida.

Dentro de un rato, la última dosis. Ya veremos qué post-ronda me espera.